sábado, 27 de octubre de 2012


Sobre el aborto...



El miércoles leí una noticia en el diario digital Público sobre unas declaraciones del candidato republicano por el Estado de Indiana, Richard Mourdock en pleno debate en la Cámara Alta.

En su declaración, totalmente anti abortista, vinculaba los embarazos por violación a la voluntad divina, dejando a la mujer, víctima de violación, en un segundo plano, e incluso en la tesitura de dar gracias a Dios por estar embarazada (a pesar de haber sido violada). Sin duda, la frase de la discordia fue: "Los embarazos tras una violación son porque Dios quiere que pase" o "Me he dado cuenta de que la vida es un don de Dios y creo que incluso cuando la vida comienza en la horrible situación de una violación, es algo que Dios quiere que suceda"
A nivel personal, me llama mucho la atención que el aborto por violación sea un tema a debatir en pleno siglo XXI, cuando este debate debería de estar más que superado. La violación es un delito, la mujer es la gran víctima de dicho delito y ella es la que debería elegir si seguir o no con el embarazo. También me sorprende profundamente que se justifique un embarazo por violación a través de la voluntad divina, es decir, que alguien justifique un delito porque Dios ha querido que fuera así...en definitiva, que se de legitimidad a un delito por una creencia religiosa determinada, es asombroso.
Por otro lado, quisiera resaltar el papel de la mujer en todo esto. Creo que siendo ésta la gran víctima de todo el asunto, nadie está contando con la opinión de la mujer violada, no se la tiene prácticamente en cuenta...y todo esto es resultado de unas formas de vida machistas que hemos ido arrastrando hasta nuestros días y, aunque parezca lo contrario, a día de hoy no hemos logrado superar ese machismo por completo. En definitiva, el aborto es un tema polémico en prácticamente todas las sociedades, pero una mujer que se queda embarazada a consecuencia de una violación, por mucho que Dios haya querido que fuera así, sigue siendo un delito y no hay que castigar a la mujer prohibiéndola abortar, sino que hay que castigar al autor de dicha violación. 

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