Primer día de clase…
La sensación que transmite la clase es de desubicación, incertidumbre y miedo…
Comenzamos una práctica para desinhibirnos y conocer a gente nueva del grupo. La práctica consiste en hacer grupos y buscar de nuestro periodo educativo, aquellas experiencias comunes que nos han resultado positivas y negativas, y qué nos gustaría cambiar.
En líneas generales y en cuanto a las experiencias positivas, la más destacable sin duda eran las amistades, las cosas buenas y malas que vamos aprendiendo durante el periodo educativo, que al fin y al cabo, tiene una gran repercusión durante un importante espacio de tiempo de nuestra vida, y son aquellas personas que nos rodean las que nos hacen aprenderlas. Descubrir valores, conocer culturas, aprender a respetarse y sobre todo sentirse respetado.
En la parte de experiencias negativas, lo que más me impactó fue la hostilidad que se podía observar, había una falta de ilusión generalizada y se podía apreciar que la gente estaba descontenta con lo que se encontraba en la educación de hoy en día.
Principalmente se quejaban de la falta de vocación de muchos profesores, la falta de motivación, de interacción entre profesor y alumno, el escaso dinamismo en las clases…
Otro punto muy importante, es la tremenda escasez de recursos que se ha hecho notar especialmente estos últimos años.
A mi parecer, se han sucedido cambios, muchos cambios; cambios que no llevan a ningún lado. Un Plan Bolonia insostenible, que debido a la falta de recursos de la Universidad pública y añadiendo la mayor escasez por la crisis económica de estos últimos tiempos, mejora muy poco lo que antes había, por no decir que se lo ha cargado del todo.
La idea era buena en la teoría, pero tal y como están las cosas, utópica en la práctica, y ahí es cuando te plateas… ¿Y por qué? ¿Por qué se hizo? Se suele decir que “más vale malo conocido que bueno por conocer”, pero hay que estar abierto al cambio, a la esperanza de un futuro mejor y una educación mejor. En eso estamos todos de acuerdo, pero seamos realistas, no hacía falta ser un “Pitagoritas” (como decía un antiguo profesor mío) para darse cuenta de que los números no cuadraban, y que éste maravilloso “plan” no hacía otra cosas que empeorar lo poco bueno que había. La idea de tener una educación más individualizada, participativa, con mayor número de prácticas, más democrática… Todo esto es estupendo, pero a más de todo lo anterior, más inversión; y si no hay ni para calefacción, ni agendas escolares, ni para hojas de exámenes… ¿cómo vamos a pretender pagar a más profesores para eliminar la masificación de las aulas y conseguir llevar a cabo ese fantástico “plan”?
Veremos que nos depará este curso…
El curso será la consecuencia más directa de nuestras propias voluntades, todas conjuntadas y compartidas .... Un saludo y gracias por el comentario, Roberto Carballo
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