sábado, 15 de diciembre de 2012
La luna
LO QUE NO SABEMOS DE LA LUNA
¿De dónde procede la Luna? De la Tierra. Según una nueva teoría desarrollada por investigadores de la Universidad de Harvard (EE UU), la Luna formaba parte de la propia Tierra hasta que su masa salió disparada al espacio durante la colisión con otro cuerpo. Esto explicaría por qué nuestro planeta y su satélite tienen una composición química tan similar, según concluyen los autores en la revista Science.
En el momento en que se formó la luna la Tierra tenía forma de esferoide y giraba sobre sí misma mucho más rápido de lo que rota hoy en día. Tanto es así que el día terrestre duraba en torno a 2,3 horas. Dando vueltas a semejante velocidad, es previsible que un impacto contra un cuerpo de un tamaño equivalente a la mitad de Marte causara la escisión de material suficiente para formar otro cuerpo con la misma composición de isótopos (huella isotópica), que previamente se había demostrado que ambos cuerpos celestes comparten. En las simulaciones, los autores del estudio sugieren que el cuerpo que originó la colisión penetró hasta el núcleo terrestre, formando temporalmente un profundo agujero en nuestro planeta. La Tierra, según esta nueva teoría, alcanzó su velocidad de giro actual (una vuelta cada 24 horas) debido a la interacción gravitacional entre su órbita alrededor del Sol y la órbita de la Luna en torno a la Tierra.
Este escenario concuerda con las masas de la Tierra y la Luna, el bajo contenido del satélite en hierro y las coincidencias en la composición química de los mantos de ambos objetos. Los investigadores también aseguran que, si los hechos fueron tal y como describen, durante un tiempo la Luna llegó a verse 20 veces más grande en el firmamento en su momento de máxima aproximación a la Tierra. La corteza lunar fue casi totalmente pulverizada en el pasado por bombardeos de asteroides de y cometas. Es la conclusión a la que ha llegado la geofísica Maria Zuber, responsable científica de GRAIL (siglas de Gravity Recovery And Interior Laboratory), tras analizar el mapa del campo gravitatorio lunar generado por las dos sondas que integran esta misión de la NASA, que ha sido descrito como el de "mayor resolución obtenido hasta la fecha a partir para un cuerpo celeste". De hecho, el mapa muestra la estructura de los diferentes estratos del satélite, incluido su núcleo, así como el reparto de masas, lo que permite analizar las estructuras tectónicas, los cráteres…
Según se desprende de la investigación, la corteza lunar es mucho más fina que lo que pensaban los científicos, dado que presenta un espesor de 34 a 43 kilómetros, es decir, entre 6 y 12 kilómetros menos de lo que se había estimado hasta ahora. Además, las imágenes muestran que el 98% de la corteza de la Luna está fragmentada por múltiples impactos. "Se sabía que los planetas rocosos del sistema solar habían sufrido muchos impactos hace varios miles de millones de años, pero nadie pensaba que la superficie lunar hubiera sido tan masivamente bombardeada", De hecho, las fracturas alcanzan la corteza profunda e incluso el manto.
La corteza exterior de la Luna carece de estructuras rocosas densas y está probablemente formada por materiales porosos o pulverizados. El mapa del interior de nuestro satélite revela asimismo la existencia de masas más densas formadas por magma volcánico, que terminó solidificándose y formando densas paredes rocosas.
Ahora nuestro planeta tiene un solo satélite, pero la Tierra tuvo alguna vez dos lunas hasta que una de ellas, la más pequeña, se estrelló contra su hermana mayor –25 veces más pesada– en la región montañosa lunar conocida como las tierras altas lunares, según un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de California, Santa Cruz (UCSC), en EE. UU.
El trabajo, publicado en la revista Nature, se basa en la "teoría del gran impacto", según la cual un objeto del tamaño de Marte colisionó con la Tierra en la historia temprana del Sistema Solar y los elementos expulsados se unieron para formar la Luna. El estudio sugiere que este gigantesco impacto también creó otro objeto, más pequeño, que en un principio compartía órbita con el satélite, pero que hace alrededor de 4.400 millones de años, mucho antes de que hubiese vida en la Tierra, cayó sobre ésta, que quedó cubierta de un lado por una capa de corteza sólida de kilómetros de espesor.
Esto explicaría por qué el lado más cercano de la Luna es relativamente bajo y plano, mientras que la topografía de su cara oculta es alta y montañosa, con una corteza más gruesa. "Este estudio concuerda con lo que se conoce acerca de la estabilidad dinámica de este sistema, el proceso de enfriamiento de la Luna, y las edades de las rocas lunares", afirma el profesor de ciencias terrestres y planetarias en la UCSC, Erik Asphaug.
El hallazgo, publicado en Science, llega tras décadas de investigación que comenzaron con las misiones Apollo de la NASA en los años ’60 y ’70. Estas misiones trajeron cristales volcánicos con muestras de agua y otros elementos volátiles. Analizando estas muestras, por primera vez los investigadores han medido el agua en las inclusiones derretidas de la Luna y así han averiguado que algunas partes del manto lunar tienen tanta como el manto superior terrestre.
El estudio revela que las perlas se fundieron durante las erupciones y se solidificaron antes de caer en la superficie. Al contrario de la mayoría de depósitos volcánicos, las inclusiones derretidas están recubiertas de cristales que evitan que el agua y otros materiales escapen durante la erupción. Las expediciones han demostrado que estos depósitos existen también en Marte, Venus, Io (una luna de Júpiter) y ahora están siendo analizados por la misión Messenger en Mercurio.
James Van Orman, coautor del trabajo, ha señalado que "el interior de la Luna parece ser bastante similar al interior de la Tierra" ya que los datos analizados muestran que las concentraciones de agua y elementos volátiles como el flúor, cloro y azufre en el magma lunar, son "casi idénticos" a las concentraciones que se registran en el magma solidificado en medio del océano en la Tierra.
Este hallazgo refuerza la teoría de que la Luna y la Tierra tienen "un origen común" que, según ha explicado Van Orman, algunos científicos basan en que un gran impacto en los orígenes del planeta provocó la expulsión de materias a la órbita de las que se formó la Luna. Sin embargo, esta teoría tiene también sus "fallos". Así, hay expertos que aseguran que un impacto como el que se describe en esta teoría debería haber acabado con el agua debido al calor, por lo que no podría acabar formando parte del satélite. Otra posibilidad a tener en cuenta sería considerar la actividad volcánica como una posible fuente del hielo que se encuentran en las sombras de los cráteres en los polos lunares.
Publicado por María José
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario