lunes, 15 de octubre de 2012

La tierra se licencia


LA TIERRA SE LICENCIA






España, a finales del siglo XIX y principios del XX era un país de emigrantes. A principios del siglo XX, durante las tres primeras décadas, los españoles se fueron en busca de fortuna, sobre todo a América y después a África. Después se produjo una reducción gradual de la emigración y, a partir de los años cincuenta, como consecuencia de la situación político-económica que vivía España, se produjo un repunte de la emigración pero, en este caso, hacia Europa. En los años sesenta estos españoles que habían emigrado comienzan a retornar y podemos señalar que, si en un principio estos emigrantes volvían de los países europeos, en el año 2000 éstos procedían de América. Es lógico pensar que estos retornos se producen por la situación económica y política de estos países.

            La situación económica  suele ser uno de los factores impulsores de los movimientos migratorios. En España, en los dos últimos años ha habido un cambio de tendencia muy importante y hemos oscilado entre ser un país recogedor de emigrantes a ser un país exportador de mano de obra. Pero, además hay un cambio muy significativo en la tendencia profesional en torno a las áreas urbanas. Si en el siglo pasado se produjo una gran migración interna de las áreas rurales a las áreas urbanas, en estos momentos y sobre todo en algunas Comunidades Autónomas, se está produciendo un retorno hacia el campo. Pero además, este retorno de realiza de la mano de jóvenes altamente cualificados, jóvenes que han terminado sus estudios superiores y recurren al campo como salida profesional. Este movimiento nunca antes se había dado en nuestro país, desde luego ni de esta manera ni con esta intensidad.

            Las cifras que maneja ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) muestran que en los últimos cinco años 2.500 jóvenes se han incorporado al Campo en Castilla y León mientras que en Castilla La-Mancha, entre 2.000 y 2.010 fueron 8.764.



            Estas personas que vuelven al campo creen en explotaciones pequeñas y sostenibles cuya base son los cultivos ecológicos. Además no quieren utilizar subvenciones agrícolas europeas o depender de las grandes superficies para vender sus productos.

            Se está produciendo un cambio vital al que cada vez se incorpora más gente cualificada y que, probablemente, supondrá un avance para estas zonas rurales deprimidas y que ha sido necesario que se instale esta crisis para que la tierra vuelva a cobrar el protagonismo que nunca debía haber perdido.

           

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