Esta noche estaba viendo las noticias por televisión y se me han puesto los ojos como platos: la campaña electoral en Estados Unidos ha supuesto un coste de ¡SEIS MIL MILLONES DE DOLARES! (son tantos ceros que mejor ponerlos en letras, si no quieres marearte). Pero lo más preocupante venía después: cada candidato a la presidencia ha recaudado más de ¡MIL MILLONES!
La noticia, de la TVE 1, avanza un poco más en el asunto de esta financiación, pero donde de verdad me he enterado de cómo funciona ha sido en un artículo del 20 minutos digital del miércoles pasado (al final os dejo el enlace, porque merece la pena echarle un vistazo). Este artículo hace un desglose de la financiación electoral en Estados Unidos y de los cambios producidos con la nueva ley de hace dos años que permite la financiación privada sin límite.
En Estados Unidos existen básicamente 5 maneras de financiación electoral:
1) Financiación Pública: a través del dinero de los contribuyentes. Este modelo ya no existe desde que en las anteriores elecciones y en estas, los candidatos de ambos partidos hayan renunciado a ella.
2) PAC Financiación Privada Regulada: Son los Comités de Acción Política y es la forma tradicional de los partidos de recaudar fondos para las campañas a través de donaciones, particulares, sindicatos y empresas. Para esta forma existe una cantidad límite de dinero y además los donantes están obligados a divulgar a quien apoyan.
3) Súper PAC: son la novedad en estas elecciones y nacieron, como decía al principio, gracias al fallo del Tribunal Supremo americano y la creación de una ley que permite la no limitación de dinero privado para la financiación electoral. Estos Súper PAC canalizan la inversión de las grandes fortunas, como los 40 millones de Adelson (el de los casinos) para la causa republicana, u otras no tan desorbitantes como la de Spielberg o Morgan Freeman para los demócratas
4) Partidos Políticos: la recaudación clásica de los partidos se hace de tres maneras: la primera denominada hard Money, contribuciones directas a los partidos (reguladas); la segunda se llama soft Money que son contribuciones ilimitadas, pero que no pueden ir a financiar la campaña directa del candidato sino a sus comités estatales; y por último, hay una manera de sortear estas trabas que es el bundling, que son fiestas hechas por alguien, que recauda dinero para luego donárselo a un candidato (ejemplo, la que hizo George Clooney para Obama)
5) Propaganda fuera del sistema (las llamadas 527s): son organizaciones que no piden el voto para un candidato, pero que intentan crear una imagen favorable o desfavorable de uno u otro. Están libres de pagar impuestos, no están reguladas y detrás de ellas suelen estar fuertes grupos de interés y el dinero en la sombra de grandes donantes anónimos. Este dinero suele ser destinado a crear la propaganda negativa a los candidatos, que tan acostumbrados estamos a ver en las elecciones americanas.
Pues así es, a grandes rasgos, el modelo de democracia que tan gentilmente los estadounidenses se empeñan en exportar y nosotros insistimos en copiar. Esta es, cada vez más, la democracia que vivimos y en la que apenas podemos participar unos breves segundos cada cuatro años. Unos breves segundos, cada vez más manipulados y cada vez más contaminados por los grandes capitales, y que, inevitablemente, se traducirán después en cuatro años de devolución de favores, de reformas laborales, de leyes incomprensibles, etc.
Cada vez tengo más claro que hay que buscar alternativas, pero cada vez también tengo más claro que éstas están más lejos de lo que pensaba.
http://www.20minutos.es/noticia/1631265/0/financiacion/elecciones/estados-unidos/
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